Esquiva como la noche,
como la mano que te entorpecía,
como la trémula succión
insuficiente de la carne;
esquiva y veloz como la hoja
ensangrentada de un cuchillo,
como los filos de la nieve, como el esperma
que decora el embozo de las sábanas,
como la congoja de un niño
que se esconde para llorar.
Tratas de no saber y sabes
que ya está todo maniatado,
allí
donde pernocta el irascible
lastre del desamor, sombra
partida por olvidos, desdenes,
llave que ya no abre ningún sueño:
La ausencia se aproxima
en sentido contrario al de la espera.
José Manuel Caballero Bonald
3 comentarios:
Siento la tristeza de estos versos,la desazón ante lo inevitable del desalojo del amor.
Y es un vacío tan terrible éste!
La ausencia se aproxima en sentido contrario al de la espera...
Sin embargo,en estos versos hay un asomo de alejamiento de lo que en los primeros es algo irrefutable.
O sencillamente me lo parece a mí.
Preciosos de cualquier forma.
Besos.
¡Ah,por cierto!
Un gusto conocerte,je,je,je
Antagonistas serán siempre y, sin embargo... Siempre se espera al ausente.
Seguimos coincidiendo:)
Abrazos
Es una pena que un acontecimiento triste como la ausencia o la pérdida de un ser querido provoque en nosotros emociones y sentimientos que escritos con elegancia y vistos desde lejos nos hace apreciar en cada verso una obra de arte.
Un saludo
Publicar un comentario