Aquí, al volver el sol, han confluido
mi sangre con tu sangre de noviembre:
verde seco es vasija de otro verde
seco que abarca toda la costumbre
de renacer -cenizas son
los días diecinueve y cada noche
en que Saturno manda en las estrellas-
No hay lugar para ti y para mí juntos
en esta ciudad rota en la que somos
tú y yo, no lo mejor de cada uno
sino tú y yo. No hay sitio.
Hay una esquina
que, aunque lugar de citas imposibles,
es el único punto que nos queda
para que la belleza del encuentro
y el dolor consecuente a la belleza
dignifiquen al menos nuestra ausencia.
mi sangre con tu sangre de noviembre:
verde seco es vasija de otro verde
seco que abarca toda la costumbre
de renacer -cenizas son
los días diecinueve y cada noche
en que Saturno manda en las estrellas-
No hay lugar para ti y para mí juntos
en esta ciudad rota en la que somos
tú y yo, no lo mejor de cada uno
sino tú y yo. No hay sitio.
Hay una esquina
que, aunque lugar de citas imposibles,
es el único punto que nos queda
para que la belleza del encuentro
y el dolor consecuente a la belleza
dignifiquen al menos nuestra ausencia.
Aníbal Núñez
4 comentarios:
Afortunado pues el que con esa esquina se encuentra y con ese algo se consuela.
Abrazos
Una esquina
que dignifica
la ausencia.
Un abrazo
Confuir de pronombres en la belleza , en el dolor y en la ausencia que por siempre retroalimenta .Un poema y un poeta desconocidos hasta ahora. Como siempre..tomo nota.Un abrazo.
Una intensa nostalgia de lo que no pudo ser...Y una satisfacción interior por lo vivido en esa esquina mágica e inolvidable...
Mi gratitud y mi abrazo siempre.
M.Jesús
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