Si junto a ti las horas se apresuran
a quedarse en nosotros para siempre,
hoy que tu dulce ausencia me encarcela,
la dispersión del tiempo en mis talones
y en mis oídos y en mis ojos siento.
Yo no sé caminar sino hacia ti,
ni escuchar otra voz que aquella noble
voz que del vaho borde de la dicha
vuela para decirme las palabras
que aguzaron el agua del poema.
a quedarse en nosotros para siempre,
hoy que tu dulce ausencia me encarcela,
la dispersión del tiempo en mis talones
y en mis oídos y en mis ojos siento.
Yo no sé caminar sino hacia ti,
ni escuchar otra voz que aquella noble
voz que del vaho borde de la dicha
vuela para decirme las palabras
que aguzaron el agua del poema.
¡Decir tu nombre entre palabras vivas
sin que nadie lo escuche!
Y escucharlo yo solo desde el fino
silencio del papel, en la penumbra
que va dejando el lápiz, en las últimas
presencias silenciosas del poema.
sin que nadie lo escuche!
Y escucharlo yo solo desde el fino
silencio del papel, en la penumbra
que va dejando el lápiz, en las últimas
presencias silenciosas del poema.
Carlos Pellicer
6 comentarios:
Maravilloso...
Abrazos
Una mirada profunda a la ausencia, que no es otra cosa que la orfandad misma de la poesía que no encontramos en la mirada del otro por que se ha ido.
Bello, gracias por compartirlo
Un gran poema.
Amor y ausencia.
Un beso.
Es bonito reconocer
poetas y versos,
recordarles es un homenaje
ejercicio ideal
para comenzar el año.
Un nombre, aparentemente tan poco como un nombre y sin embargo,engrandece la soledad hasta hacerla soportable solo con nombrarlo...
Me encantó.
Besos.
Qué maravilla de sensibilidad y sentimiento. ¡Precioso!
Me ha dejado encandilada y sedienta de más.
Un abrazo.
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