Porque ya no somos jóvenes,
las semanas han de bastar
por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva
del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.
¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada, a los veinte,
con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?
¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad
atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.
Son eternos tus ojos, verde destello
de hierba salvaje refrescada por la vertiente.
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.
Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.
por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva
del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.
¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada, a los veinte,
con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?
¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad
atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.
Son eternos tus ojos, verde destello
de hierba salvaje refrescada por la vertiente.
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.
Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.
Adrienne Rich
5 comentarios:
En esos versos
me reconozco.
La ternura
y la nostalgia.
Brazo grande.
Una consciencia del ayer y el hoy en los ojos del poeta, que sabe valorar la vida con entrega y confianza...No temiendo ya al sentimiento ni a la muerte...
Mi gratitud y mi abrazo grande por estos bellos poemas,amigo.
M.Jesús
La aceptación del paso de la edad y el comprender de lo que somos capaces de hacer ahora cuando antes, de jóvenes, era inviable.
Y luego, ese saber lo que se tuvo y tener claro el conservarlo (aunque sea en la memoria) y asirse de ello desde el sobrevivir hasta el morir...
Abrazos
Preciosos versos,
una belleza perpetua
como el amor.
Me ha encantado estos sentimientos que fluyen en decadencia aferrados entre laberintos de ingratos amores. Gracias por dejarnos compartir estos preciosos poemas, un abrazo inmenso Pilar
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